Buenos Alimentos
Usos de los elementos alimentarios
En cuanto a la finalidad que cumplen estos diferentes elementos, se ha demostrado mediante los experimentos de eminentes fisiólogos que los elementos carbonosos, que en general constituyen la mayor parte de los alimentos, cumplen tres funciones en el organismo;
1. Proporcionan material para la producción de calor;
2. Son una fuente de fuerza cuando se toman en conexión con otros elementos alimenticios;
3. Reponen los tejidos grasos del cuerpo. De los elementos carbonosos, el almidón, el azúcar y las grasas, las grasas producen la mayor cantidad de calor en proporción a la cantidad; es decir, se desarrolla más calor a partir de una libra de grasa que de un peso igual de azúcar o almidón; pero esta ventaja aparente está más que contrarrestada por el hecho de que las grasas son mucho más difíciles de digerir que los otros elementos carbonosos, y si se confía en ellas para que proporcionen el material adecuado para el calor corporal, serían productivas de mucho mal al sobrecargar y producir enfermedades de los órganos digestivos.
El hecho de que la naturaleza haya hecho una provisión mucho más amplia de almidón y azúcares que de grasas en la dieta natural del hombre, parecería indicar que estaban destinados a ser la principal fuente de alimentos carbonosos; sin embargo, las grasas, cuando se toman en la proporción que la naturaleza les proporciona, son elementos alimenticios necesarios e importantes.
Los elementos alimenticios nitrogenados nutren especialmente el cerebro, los nervios, los músculos y todos los tejidos más vitalizados y activos del cuerpo, y también sirven de estímulo para el cambio de los tejidos. De ahí que pueda decirse que un alimento deficiente en estos elementos es un alimento particularmente pobre.
Los elementos inorgánicos, entre los que destacan los fosfatos, en los carbonatos de potasa, sosa y cal, ayudan a proporcionar el material de construcción necesario para los huesos y los nervios.
Combinaciones adecuadas de alimentos.
Si bien es importante que nuestra alimentación contenga algunos de los diversos elementos alimentarios, los experimentos realizados tanto en animales como en seres humanos demuestran que es necesario que estos elementos, especialmente los nitrogenados y los carbonosos, se utilicen en ciertas proporciones definidas, ya que el sistema sólo es capaz de apropiarse de una determinada cantidad de cada uno; y todo exceso, especialmente de elementos nitrogenados, no sólo es inútil, sino incluso perjudicial, ya que librar al sistema del excedente impone una tarea adicional a los órganos digestivos y excretores.
La proporción relativa de estos elementos necesaria para constituir un alimento que satisfaga perfectamente las necesidades del sistema, es de seis de carbonosos a uno de nitrogenados. Los científicos han dedicado muchos estudios y experimentos minuciosos a la determinación de las cantidades de cada uno de los elementos alimenticios necesarios para la alimentación diaria de los individuos en las distintas condiciones de vida, y se ha llegado a aceptar comúnmente que de la materia nitrogenada que debe constituir una sexta parte de los nutrientes ingeridos, unas tres onzas es todo lo que puede aprovechar en veinticuatro horas, un adulto sano de peso medio, que realice un trabajo moderado.
Sin embargo, muchos artículos alimenticios son deficientes en uno u otro de estos elementos, y necesitan ser complementados con otros artículos que contengan el elemento deficiente en superabundancia, ya que emplear una dieta en la que falte cualquiera de los elementos nutritivos, aunque en volumen sea todo lo que los órganos digestivos puedan manejar, es realmente una inanición, y con el tiempo ocasionará graves resultados.
Por lo tanto, es evidente que debe ejercerse mucho cuidado en la selección y combinación de los materiales alimenticios. Este conocimiento es de primera importancia en la educación de los cocineros y amas de casa, ya que a ellos les corresponde la selección de los alimentos para las necesidades diarias del hogar; y no sólo deben entender qué alimentos son los más adecuados para satisfacer estas necesidades, sino cómo combinarlos de acuerdo con las leyes fisiológicas.
Importancia y Propósitos de los Buenos Alimentos (Parte 1)
